viernes. 26.04.2024

Esta es una conversación que veo recurrentemente en mi día a día, no especialmente alrededor del rap, sino de la música en general, pero que obviamente por extensión se le puede aplicar al género. 

La gente tiene una visión muy meritoria de la música. Cómo si los músicos debiesen ser genéticamente cultivados para tener unas dotes concretas con las que poder alcanzar la perfección, dejando fuera a aquellos mortales que no las tienen y que, por tanto, no pueden alcanzar la cima del desarrollo musical. 

Para que me entendáis, el ejemplo más claro que se me ocurre es el de los cantantes: Cuantas veces he escuchado que Beyoncé o Ádele son unas cantantes de la rehostia porque tienen un vozarrón, pero Bad Gyal no porque usa Autotune. 

La meritocracia del que nace con talento

Este tipo de opiniones tienen una raíz bastante cutre, basada en el mérito del artista por algo que le viene dado como la voz, descartando un montón de factores externos, como la capacidad creativa, la innovación u otros aspectos más abstractos.

De hecho, incluso obvia el hecho de que la mayor parte de los cantantes mainstream estadounidenses tienen compositores y escritores detrás, por lo cual su mayor mérito en muchas ocasiones es el tener voz y presencia en el escenario. Esto no es una pretensión de desmerecimiento, obviamente a mí también me mola su música, pero el elitismo que desprende esta forma de valoración es patente. 

Si bien me parece que esta corriente de pensamiento es la dominante en la sociedad anterior y actual, siempre ha habido corrientes contrarias como fue en su día el garage, o el punk. Músicas que renegaban de esa perfección y aceptaban el acceso a la música de gente fuera de los cánones musicales. 

El rap en su inicio, como música, fue uno de estos géneros. Precisamente porque sus inicios están marcados por la sencillez, la accesibilidad y la posibilidad de hacer música con poco. Sin embargo, la madurez de este género, y su crecimiento, así como la entrada de divisas y la posibilidad de acceder a mejores medios a mi parecer, ha vuelto a buena parte de su público igualmente elitista. 

Un poco de memoria 

Parece que nos hemos olvidado de como sonaban Violadores del Verso en maquetas como Genios. Hoy en día, se demoniza al trap o al drill, se dice que eso no es música, que no es rap, que es mierda, pero parece que hemos olvidado lo que se decía del rap español hace escasos 20 años. 

La gente que usa el Autotune, lo hace porque tiene mala voz, porque es incapaz, porque no sabe hacer nada si no se retoca la voz. No cabe la posibilidad de que sea porque quieren experimentar, porque encuentran una herramienta útil en los moduladores para llegar a esos puntos a los que no pueden llegar con su voz natural, o simplemente porque les mola jugar. 

Como dijo Toteking, "Cómo voy a odiar el Autotune si ha democratizado la música". Como nos dijeron Las Ninyas del Corro: "La meritocracia en la música ha muerto".

Las nuevas generaciones vienen marcadas por abrazar una diversidad de herramientas y una libertad creativa que ha dejado de lado los estigmas con los que carga el género por parte de generaciones anteriores, dando paso a una época de tremenda riqueza para el rap nacional. 

Pero esto parece que sigue levantando ampollas, porque no se siguen los cánones establecidos, porque se valora como incapaces a todos aquellos que no puedan hacer un despliegue de talento o de técnica brutales, aunque sí que lo puedan hacer en otros aspectos. 

No se valora la riqueza que tenemos 

El under actual es una gran muestra de esto. Está cargado de artistas y especialmente de liricistas increíbles, que no destacan por ser innovadores o tener timbres de voz especialmente llamativos, sino por su calidad a la hora de escribir y sus juegos líricos. 

Por otro lado, muchos de los artistas más jóvenes tienen actualmente a experimentar con la entonación, y se encuentran con duras críticas, ya que rompen los cánones y levantan ampollas. 

Tenemos grupos también como ZOO o Tremenda Jauría, a los que casi nadie considera rap, pese a que claramente beben muchísimo de él, como el propio Panxo nos explicaba en su entrevista

La pregunta, pues, es: ¿Está el rap asimilando en su seno el elitismo que caracteriza a otros géneros asentados en el mainstream como puede ser el Pop? Desde luego, hace falta una oxigenación, una renovación crítica por parte del público, y abrir mente hacia la riqueza musical que está llegando al panorama. 

¿Tiende el rap hacia el elitismo o la democratización musical?
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