viernes. 26.04.2024

Las redes sociales de la web, y más en concreto los comentarios en las mismas, son muchas veces un espejo de la escena que representa muy bien los posicionamientos mayoritarios del panorama. Una de las ideas más recurrentes que se muestran es la de la paradoja del Hip-Hop y el dinero: Si estás levantando dinero, eres un vendido, ya no eres Hip-Hop

Vemos esto en innumerables casos. En el rap nacional desde luego, donde muy pocas grandes figuras se salvan de esta criba, y claramente debido a su carisma y trayectoria, como pueden ser Kase O, Tote o SFDK. Otros sin embargo, son duramente castigados por haber crecido muy rápidamente, o por haberse salido del tiesto de lo que es el RAP puro, o las actividades relacionadas directamente con la cultura. 

Uno de los casos más representativos es Ayax, el cual genera una dualidad de posicionamientos, entre el público que le apoya y el que considera que esta nueva etapa del granadino en la que está involucrado en otras actividades como el cine, le restan true Hip-Hop soul

Sin embargo, este tipo de situaciones también los vemos más allá del panorama del rap en sí. El freestyle actual es uno de los grandes targets de todo este hate. Su profesionalización y estandarización parece haberle alejado totalmente del Hip-Hop. Como si fuese de golpe y porrazo un ente a parte de cualquier circuito interior de la cultura. Esta dinámica a alcanzado últimamente ya unas cotas brutales con la noticia de las PPV

Pero lo podemos encontrar incluso en elementos como el breaking, donde la polémica de los JJOO ha dividido el panorama en dos posicionamientos, dentro de los cuales los que apoyan la inclusión de la disciplina en los juegos, parecen ser unos vendidos al capital que no piensan en la pureza de la cultura. 

El espíritu prístino del Hip-Hop

Pero echemos la vista atrás un poco. A los orígenes de todo esto. Estamos en EEUU en los años 70, puede que en el Bronx, Brooklyn, o Harlem. En cada calle hay un gang distinto, todos quieren marcar bien su territorio, y o estas en uno o te vas a comer unos buenos palos. Y si estás en uno igualmente puede que también. En este panorama seguramente cruzar el barrio puede ser una odisea al más puro estilo The Warriors

En mitad de este percal, aparece una movida nueva. Una corriente brutal que arrasa porque sustituye todas esas confrontaciones violentas por arte. Llegó el Hip-Hop

Pensar que todos los chavales que se tiraron de cabeza a esta movida, a hacer música, bailar o pintar, no pretendían profesionalizarse y vivir de ello, más allá del sentimiento de pertenencia a algo, es una chorrada. Ejemplos clarísimos de esto los tenemos en cualquier figura destacada del Hip-Hop. Porque dudo mucho que Bambaataa vendiese periódicos mientras hacía su gira de la Zulu Nation en Europa. O que la Rock Steady Crew no vio un dolar por su aparición en Beat Street

Eran chavales, les gustaba lo que hacían, y querían vivir de ello. Del arte. 

¿Porqué hemos perdido esa visión?

Esto sigue vigente hoy en día. Lo podemos ver en EEUU, donde a expensas de su sistema ultracapitalista, todos los artistas del Hip-Hop viven de ello a base de monetizar su actividad y a nadie le extraña ni lo cuestiona. Hasta el punto de que el rap se ha convertido en uno de los géneros musicales preeminentes en el país. 

La cosa es que en España, parece que mantenemos esa concepción sobre el arte que se arrastra en muchos otros ámbitos, por el cual los artistas deben vivir casi del aire, y su trabajo parece no implicar un esfuerzo durísimo por desarrollarse y mejorar. Ese bagaje, muy de postguerra, del artista vividor, ha contaminado en buena medida nuestro Hip-Hop

Porque lo cierto es que, si un chaval que haga freestyle de lujo, puede vivir de ello sin preocuparse en llegar a final de mes, bienvenido sea. Si una bgirl quiere vivir de bailar breaking sin preocuparse en si le va a llover encima mientras entrena, pues bienvenido sea. Si un rapero emergente lo peta en tres meses y pasa de grabar en su salón a un estudio profesional, bienvenido sea. 

Debemos agradecer estas cosas, y que el Hip-Hop salga de la esfera de discriminación en la que flotaba en nuestro país para pasar a estar normalizado en sociedad. Esto obviamente conlleva una serie de problemas a nivel de pérdida de elementos identitarios etc. Pero eso es un problema del futuro, que además estoy convencido de que tendrá fácil solución una vez se estabilice esta ola de popularidad. 

Pero que figuras emergentes del rap como Ayax, se conviertan en figuras de referencia cultural en el país, siempre será positivo para la escena. Más cuando el granadino sigue manteniendo un rap muy clásico

Anclas al panorama

La otra vertiente de esto, es la inmovilización artística. Porque seguramente, muchos artistas innoven para hacer su música más atractiva para el público. No vamos a estar con el cuento del "Lo hago porque me represento así". Que seguro que también, pero vaya, seamos realistas. Hay un componente de preocupación por el público en general. Por saber que van a comer los artistas el mes que viene. Manías tontas vaya. 

El criticar duramente estas innovaciones y cambios, tampoco aporta nada al panorama. Sea como sea, esto da vida a la escena. Y vivimos uno de los momentos de mayor variedad artística en el rap español, con propuestas brutales ¿Porqué coartar eso? ¿Qué mas da que ahora Crema se llame C. Tangana y su música tenga solo remanentes lejanos del rap que hacía antes? Gracias a eso el puede seguir viviendo de hacer lo que le gusta: Música, y tu solamente tienes que no escucharlo si no te gusta. 

Y eso siempre debe ser la prioridad, que la gente se pueda realizar y vivir de lo que le guste. Porque en eso consistía el Hip-Hop ¿No? En poder salir del fondo del vaso haciendo arte. 

La paradoja del Hip-Hop y el dinero
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