viernes. 29.03.2024

El concepto del Gesamtkunstwerk fue acuñado por el archifamoso compositor de música Richard Wagner. El compositor alemán del Romanticismo intentó, a través de él, formar lo que debería ser la obra total, o la obra que aunase todos los aspectos del arte en aquel entonces. 

Este término se ha utilizado a partir de entonces para referirse a obras completas, obras que aúnan más de una disciplina artística, de forma que estas se fusionen para dar un único resultado transdisciplinar. 

Por supuesto, esto ha evolucionado con el paso del tiempo. A día de hoy no podemos considerar el arte de la misma forma que lo hacía Wagner, ni podemos pretender que la obra total englobe las mismas disciplinas que por entonces. Hoy en día impera lo audiovisual, los estímulos visuales y sonoros, y eso es algo que nadie puede negar. 

Las redes sociales nos han empujado a ello, ya que a día de hoy son el medio para atraer público, y en sus formatos encontramos principalmente la imagen, y cada vez más en vídeo, y esto entre otras cosas, ha influido también en la música.

La pérdida de peso en la música

Hace unos años, el acompañamiento visual de los temas era casi un extra para un disco. Se escogían un par de temas, los más fuertes del álbum, y se diseñaba un clip que lo complementase. Que llevase el tema a otro nivel. He aquí la Gesamtkunstwerk del rap. 

Con la llegada y popularización de las redes, con el consumismo musical y la época del fast food, esto cambió. En el momento en el que las plataformas musicales crecieron de golpe y se fomentó el single por encima del disco para que los artistas tuviesen una producción más continua con la que mantener la atención del público, la estructura comentada anteriormente se fue al garete.

Se fue popularizando la fórmula single+clip, pero claro, había que sacar un single al mes, por lo que mantener el ritmo era imposible. 

Pasamos de tener videoclips que tenían un planteamiento, una trama, que nos contaban una historia, ha ser una mera colección de cortos de video compilados del rapero o rapera soltándose sus frases en sitios más o menos bonitos. Pasamos del exponente de los videoclips en España que para mí fue Duo Kie, con clips como el de Quien se apunta, a clips de muy buena calidad técnica, pero en los que había que minimizar al máximo el esfuerzo. 

Daba la impresión de que sin el vídeo no se vendía el single, que no se captaba la atención de la gente. Y hemos estado bastantes años así, con clips en su mayoría muy bien grabados, pero que no aportaban nada al tema. Podían ser prescindibles. 

Un cambio de dinámica

Sin embargo, en el último año hemos visto cada vez más artistas cansados de esta dinámica de sobreexplotación que por otro lado les afecta a ellos principalmente. Hemos visto cada vez más artistas jóvenes que reniegan de pasar por ese aro. Solo tenéis que daros un paseo por nuestra sección de entrevistas. 

Esto ha hecho que los jóvenes que se han consolidado, y la vieja escuela que se han mantenido firmes, hayan hecho un giro importante, y se apueste cada vez más por la calidad que por la cantidad a nivel musical. Hemos visto muchos parones de un año, dos años para descansar o simplemente centrarse en el próximo álbum. 

Hemos visto a Hoke sacar adelante un disco sin dejar entrever nada de él. Hemos visto como se volvía a apostar por proyectos audiovisuales, pero no para atraer público, sino porque se quería hacer una apuesta fuerte por un proyecto artístico total y bien trabajado. 

De esta forma, encontramos artistas como Cráneo y Lasser, que acompañan a su música de clips en los que se invierten horas en trabajar un concepto y una trama. Una estética y un sello propios. Y ellos mismos admiten que lo hacen por gusto, ya que los clips no ofrecen ningún tipo de retribución. 

Lo mismo podríamos decir de Shoda Monkas, que ha conseguido a base de trabajo en equipo publicar unos clips este año que han redondeado sus lanzamientos, de forma que no podemos verlo igual con y sin el clip. También hemos visto los clips de Sho-Hai, que siempre sacan una sonrisa por la clave de humor en que se manejan, algo que, por supuesto, siempre aporta a un tema. 

Hemos visto también el proyecto audiovisual de Lasole. Un mini musical de veinte minutos, en el que la granadina ha hilado cuatro temas para redondear la crítica al papel de la mujer dentro de la religión que hacía a través de ellos y planteárnoslos de otra forma.

Con un marcado trabajo audiovisual a cargo de Boabdel, la propuesta de Lasole es un golpe de frescura, y a la vez, una propuesta arriesgada en la que la finalidad es la del arte por el arte. Un proyecto que debería estar recibiendo más bombo del que tiene actualmente. 

Y por último, hemos visto llegar el proyecto de Move de Easy-S y Toteking, un EP de cinco temas en el que el planteamiento visual lleno de juegos de cámara, ritmo y estética, acompañan a los temas y marcan el EP como si fuesen los capítulos de un libro. Y aunque no trabajen un concepto o una trama, impresionan por el giro de tuerca aportado al concepto de clip al que estamos acostumbrados de los últimos años. 

¿Implica esto que los singles tienen que ir acompañados obligatoriamente por un clip? Por supuesto que no. Pero nos parece que este giro hacia la calidad, hacia una apuesta en la que los vídeos ganen peso por aportar algo a la música y no se quedan como un simple arreglo floral, es interesante. 

Muestra cambios de mentalidad, y muestra un interés que, como amantes de los videoclips que somos, agradecemos tremendamente. 

Gesamtkunstwerk en el rap o el papel del audiovisual en la música
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