La "justificación" de festivales como Viñarock con respecto a KKR que incendia las redes
Hace apenas unos días, el medio El Salto, hizo saltar la liebre: Muchos de los principales festivales del país, como Viñarock, Sónar, Resurrection, Arenal Sound, o FIB, habían pasado a formar parte de un fondo proisraelí llamado KKR. La polémica, claramente, estaba servida.
En los últimos días, hemos podido ver oleadas de rechazo a estos festivales por parte del público en redes sociales. También hemos visto como muchos artistas se posicionaban al respecto y en contra de sus intereses económicos, para declarar que no participarían en estos festivales mientras formasen parte de KKR. Tras todo el revuelo, han llegado las primeras declaraciones de los festivales, y lo cierto es que la situación no puede ser más surrealista.
El fondo de inversión KKR y sus dueños
Este fondo, afincado en USA y bajo la dirección de Henry Kravis y George Roberts, ha manifestado un claro posicionamiento de apoyo al genocidio, del cual saca unos jugosos beneficios. Ambos han estado envueltos en diversos escándalos al respecto, como su aparición escribiendo el mensaje "acaben con ellos" en un misil israelí. También han sido pro-trumpistas, aportando su parte de financiación al déspota presidente estadounidense.
Recientemente, el fondo se introdujo en el mundo de la industria musical, generando polémica en Reino Unido. Plataformas como Boiler Room, adquirida por Superstruct, empresa vinculada a KKR, expresó su incomodidad ante esta adquisición. No obstante, aunque afirmaron que mantienen su independencia editorial y su apoyo a la causa palestina, no tenían ni voz ni voto en cuanto a que empresa era la propietaria de la plataforma.
Debido a la presión mediática que se ha desatado por la entrada de KKR en la industria musical española, algunos de los festivales han comenzado a emitir comunicados al respecto. Sin embargo, a diferencia del caso de Boiler Room, los cuales aceptaban sinceramente el que no tenían ningún tipo de influencia sobre las acciones de KKR, los festivales españoles, han jugado un papel lamentable con sus comunicados.
Los festivales en España: De mal en peor
El primero fue el Sónar, el cual comunicó que no apoyaban ningún tipo de violación de los derechos humanos, ni de otra expresión de violencia. Y ya. Con esto estaría todo. Sin embargo, el plato fuerte ha llegado esta semana con la manifestación de dos de los festivales más grandes y masivos del país: Viñarock y Resurrection.
El titán de los festivales españoles ha publicado un lamentable comunicado en el que no solo admitía su pertenencia a KKR, sin sincerarse ante su imposibilidad de actuación como hizo en su día Boiler Room, jugando la baza del chantaje emocional de los trabajadores que dependen de los ingresos del festival (envuelto actualmente en acusaciones de presunto abuso laboral) y amenazando con tomar medidas legales contra los medios que le han "atacado" por un hecho que la propia organización ha reconocido. Un 10 de comunicado, que Resurrection ha replicado.
Ambos festivales insisten en su independencia a la hora de gestionar sus actividades, pero obvian que la parte importante aquí no es que ellos sean independientes, sino que los beneficios que generan van destinados directamente a sustentar a un fondo que se lucra con el sufrimiento del genocidio palestino. Otros medios, como Grindin Radio, remarcaban que los "principios" del festival son más que cuestionables cuando contratan a empresas de seguridad relacionadas con Desokupa.
Artistas y público en contra de KKR
Afortunadamente hemos visto como en los días sucesivos a la salida de la noticia, múltiples artistas se han manifestado en contra de participar en ninguno de los festivales que aparecen en el listado de El Salto. En el rap, grupos como Sons of Aguirre & Scila, Las Ninyas del Corro, Ergo Pro o Cruz Cafuné. En total, El Salto contabilizaba 70 bandas que exigen el distanciamiento del Sónar del fondo KKR y muchas han comunicado su retirada de los carteles de los principales festivales. Una actitud que honra a los artistas de nuestro panorama.
También hemos visto al público volcado en la crítica a la actitud de los macrofestivales, y al sinsabor que han dejado sus manifestaciones al respecto de este tema. Si bien, también hemos visto apoyos públicos, por parte de festivaleros que parece que no quieren ver que su festival favorito no comulga con el mensaje que lanza.