Sons of Aguirre & Scila se bajan del ViñaRock por la compra de KKR
Sons of Aguirre & Scila, uno de los grupos más comprometidos del panorama del rap político en español, ha tomado una decisión que ha sacudido a sus seguidores y al público habitual del ViñaRock: han anunciado que no volverán a formar parte del festival tras su compra por parte del fondo de inversión KKR. Y no es una decisión tomada a la ligera.
Este movimiento ha despertado una oleada de debates en redes sociales, medios alternativos y en el propio entorno musical. Pero ¿qué ha pasado realmente? ¿Quién está detrás de KKR y por qué Sons of Aguirre & Scila han decidido cortar de raíz con uno de los festivales más importantes de España? Aquí te lo contamos todo, sin pelos en la lengua.
¿Qué hay detrás del ViñaRock y su nuevo dueño, KKR?
A simple vista, podría parecer que el ViñaRock simplemente ha cambiado de manos como tantos otros eventos. Pero si rascamos un poco más en la superficie, nos encontramos con algo mucho más complejo.
KKR (Kohlberg Kravis Roberts) es un fondo de inversión estadounidense que, en 2024, adquirió Superstruct Entertainment, la empresa responsable de organizar más de 80 festivales en todo el mundo. Entre ellos, varios de los más reconocidos en España: Sonar, Resurrection Fest, Arenal Sound, FIB y, por supuesto, el ViñaRock.
El problema no es solo económico o de gestión. KKR ha sido señalado por mantener vínculos directos con intereses pro-israelíes. Esto ha provocado una enorme controversia, especialmente entre artistas y públicos alineados con el boicot cultural a Israel por su papel en el conflicto con Palestina.
Sons of Aguirre & Scila: coherencia ante todo
En un comunicado contundente y directo, Sons of Aguirre & Scila anunciaron su retirada del ViñaRock, festival en el que han actuado en seis ocasiones. Su declaración, publicada en redes sociales, no deja lugar a dudas:
“Hemos tomado esta decisión porque es lo que consideramos más coherente, justo y humano.”
El grupo menciona que KKR no es un simple fondo de inversión. Destacan que ha colaborado con entidades sionistas y que incluso una de sus filiales inmobiliarias vende propiedades en territorios ocupados ilegalmente en Palestina. Además, denuncian que el festival ahora forma parte de un entramado que normaliza la ocupación y el genocidio, y se niegan a ser cómplices.
"Viva Palestina libre, carajo", termina el comunicado. Y esa frase ha sido coreada y compartida miles de veces.
Un silencio incómodo en la industria de los festivales
Mientras los Sons of Aguirre & Scila han sido firmes y claros en su postura, lo más llamativo es el silencio del resto de festivales implicados. Ni el ViñaRock, ni el FIB, ni el Sonar se han pronunciado al respecto. Ni un solo comunicado, ni una sola mención.
Y no son festivales pequeños precisamente. Estamos hablando de eventos que reúnen a decenas de miles de personas y mueven millones de euros en entradas, patrocinadores y merchandising. Pero ante una cuestión ética tan seria como esta, han preferido mirar hacia otro lado.
Este silencio no ha pasado desapercibido. Muchos fans están empezando a cuestionar el modelo actual de festivales en España. ¿Es ético asistir a eventos financiados por empresas que, directa o indirectamente, apoyan políticas de ocupación y limpieza étnica?
Boiler Room da la cara: una excepción en medio del ruido
Uno de los pocos actores del mundo musical que ha decidido tomar postura ha sido Boiler Room. Esta plataforma de eventos, también adquirida por Superstruct (y, por lo tanto, ahora bajo el paraguas de KKR), se manifestó en contra de sus nuevos propietarios.
En un comunicado publicado en sus redes sociales, Boiler Room expresó que “las inversiones de KKR no se alinean con nuestros valores”, y que seguirán apoyando el movimiento BDS (Boicot, Desinversiones y Sanciones), comprometidos con no contratar artistas israelíes y mantener una línea editorial independiente.
Eso sí, también admitieron que el personal no tiene control sobre la propiedad. Un reconocimiento honesto, aunque preocupante.
¿Y ahora qué? ¿Hacia dónde se mueve la música comprometida?
La decisión de Sons of Aguirre & Scila no solo es valiente, sino que abre una brecha necesaria en el panorama musical español. No es solo una cuestión de dónde tocar o no tocar, sino de quién controla la cultura que consumimos y qué valores estamos apoyando con nuestra entrada.
Hoy es ViñaRock, mañana puede ser cualquier otro festival. Si los artistas no se plantan, si el público no cuestiona, corremos el riesgo de que los espacios culturales se conviertan en simples escaparates sin alma, dirigidos por corporaciones sin escrúpulos.
Música, conciencia y acción
El caso de Sons of Aguirre & Scila, ViñaRock y KKR es mucho más que una polémica pasajera. Es un espejo en el que todos —artistas, promotores y público— debemos mirarnos. Porque cada entrada que compramos, cada escenario que aplaudimos, cada festival que apoyamos, está diciendo algo sobre nosotros y el mundo que queremos construir.
Y tú, ¿vas a mirar hacia otro lado o vas a cuestionar lo que hay detrás de los focos?
La música no es solo entretenimiento. También puede —y debe— ser resistencia.