viernes. 26.04.2024

“Intro” y da igual lo que digan, que hablen de medicación o de barbies, quien verdaderamente nos apela es ese sonido decadente de fondo en el que el jazz de clubes con estilo se ha convertido en la música de las líneas calientes, viciosas. El Detroit glorioso en la ciudad fallida por excelencia. Por eso es falso que el álbum se inicie como tal con el boombap más clásico de “Showroom Floor”, un tema directo a la vena, sin nada que objetar, vertebrado por un sample eléctrico barnizado de un 4x4 rompecuellos de la escuela noreste. Buen homenaje a desaparecidos como Sean Price, sin embargo lo mejor está por llegar.

Ya lo señala el sonido urgente de “Custom”, mucho más chirriante, oscuro, maligno, propio de una ciudad en la que siempre nieva, incluso en verano. Aunque tanto Oh No como Tri-State sean californianos. Por allí andan Hus Kingpin, Lyric Jones y, sobre todo, uno de los raperos más activos y enfermizos de la actualidad, WestSide Gunn. En unas semanas mucho más cargadas de novedades que las anteriores ésta es la razón principal por la que nos decantamos por este trabajo frente a álbumes con un sonido más ‘contemporáneo’; su carácter gélido que impide la circulación de la sangre, nada más actual que eso. Casi casi un equivalente a estar en batín con un buen whisky hablando de alta cultura, salvo porque tenemos un abrigo agujereado, vino barato, ni un chavo. Incluso el más aterciopelado “Networth” se entrecorta y se suspende en el aire de la misma manera que nuestro viejo radiador deja de calentar, escupiendo aceita al suelo, dándole golpes mientras apuramos la cerveza que nos proteja del exterior. La suciedad del cuarto es mera supervivencia, a más basura más calor.

Quizás la presencia de Tri-State reste en ocasiones un poco de fluidez al trabajo, tampoco es completamente su culpa, resulta difícil sobresalir frente a unos beats tan exquisitos. Son precisamente estos beats, la finura y precisión de cirujano a la hora de samplear, los que crean una atmósfera sonora imperecedera, siempre nueva al igual que esa visión de tres dimensiones vuelve una y otra vez a nuestras sociedades como ‘la última novedad’.

De ahí que entre estas bases inabarcables se agradezca la presencia de más voces, como en “6 Sun Raise Son”, donde la ayuda de Casual, Brotha J y Bro AA Rasheed permiten llenar un fragmento del tema, no todo, imposible de esquivar ese bajo demoledor o unos agudos donde las guitarras se convierten en espadas entrechocando. Ésta es otra de las claves del trabajo de la semana, el 4x4 que invariablemente te rompe el cuello está ahí, claro, pero la habilidad de Oh No pasa por mantenerlo a raja tabla y al mismo tiempo darnos toda una serie de detalles alrededor en los que recrearnos –echad una oreja a la progresión laberíntica de “Wind Chime Wizardry” junto a Planet Asia y a su insidiosa parte final, propia de un programa de serie b de los setenta, o la percusión de “Move Script” de la mano de Rogue Venom, convertida en los tecleos en una máquina de escribir.

Estos y otros detalles –como “Imhotep” donde nos trasladamos al terreno de los Diplomats o “Write Wrongs”, la reunión de Gangrene, uno de los dúos que han traspasado la barrera de su oyentes prototipos– provoca que escuchar este 3 Dimensional Prescriptions sea algo así como comer copos de nieve y que sepan a crepes.

Trabajo de la semana: Oh No & Tri-State - 3 Dimensional Prescriptions (2017)
Comentarios