sábado. 20.04.2024

Para mi sorpresa lo que preveía que fuera una anécdota amable se ha convertido en una realidad a tener en cuenta pasada la primera escucha de cortesía. Este proyecto financiado en Kickstarter y realizado con el cariño y la dedicación de más de doscientas horas de jam junto a una banda, supone el noveno álbum de los de Long Island y resulta todo un viaje a través de distintos estados de ánimo y edades.

Es por esto que el álbum comienza con un narrador y el sonido de banda sonora clásica de un film de esos con moraleja, llevándonos con el cuatro por cuatro revestido de un bajo y una trompeta a una niñez protegida del mal. Allí todo suena suave y cándido, incluso cuando aparece el sátiro de Snoop Dogg. Poco a poco vamos creciendo junto a ellos, desde los juegos con naves espaciales de juguete de “Property of Spitkicker.com” con Roc Marciano al terciopelo de “Memory of... (US)” junto a Estelle y Pete Rock, pasando por milagros como que un título que se llama “CBGBS” suene divertido, dejándose querer a fin de que las guitarras no irrumpan ahí sino un poco más tarde, en el siguiente “Lord Intended” con el showman Justin Hawkins de The Darkness, dando como resultado siete minutos de ascensión soul.

El buen rollo global, no cayendo en el sencillo rechinar de dientes de otros trabajos del género, da pie a un segundo acto abierto por “Snoopies” junto a la leyenda new wave David Byrne. No hace falta decir entonces que nos encontramos ante un horizonte sonoro vastísimo, el cual acompaña a los cambios de un chaval que creciendo creciendo llega ahora a la adolescencia. De ahí que cada colaboración sea vista como una amistad y no como falta de ideas, por eso Usher no impone su estilo en “Greyhounds”, con ese bajo caminando por debajo de la piel, casi como si fuese un tema folk propio de quien se ha hecho mayor pero conserva algo de infancia en una caja y no la quema. Claro, en esta segunda parte hay que regular el oxígeno de forma distinta para poder bailar en el ocaso, como en “Trainwreck”, aunque la colisión sea inevitable. Sólo así se puede llegar a la delicadeza minimalista de “Drawn” ayudados por la banda sueca Little Dragon, tan suave que De La Soul prácticamente desaparece entre el hilo de voz de Yukimi Nagbano y los instrumentos siguiendo sus propias razones.

Tras este tour de force queda relajarse con el vibe despreocupado y gamberro de “Nosed Up” justo antes de llegar al momento épico peliculero de “Here in After” con Damon Albarn y ya poder irse sin mirar atrás en “Exodus”.

Trabajo de la semana: De La Soul - And the Anonymous Nobody

@eserregeio

Trabajo de la semana: De La Soul - And the Anonymous Nobody
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