lunes. 29.04.2024

El mundo del anime está actualmente en su máximo exponente, y dentro de este, la gran cantidad de proyecto que salen a la luz todos los años fusionan multitud de referencias culturales, sociales y artísticas de alrededor del planeta. Sin embargo, hace apenas 20 años esto no era así, y su proyección internacional estaba mucho más limitada. 

No obstante, como para todas las reglas, siempre hay alguna excepción, y hoy vamos a hablar de una excepción muy especial, ya que mezcló el lore del mundo samurai con la subcultura del Hip-Hop ya en 2004, resultando en una de las series más clásicas del género. 

Estamos hablando de Samurai Champloo y de su director, Shinihiro Watanabe, director a su vez de otro gran clásico del anime, Cowboy Beboop

Una mezcla que funcionó realmente bien

Shinihiro Watanabe tomó la obra de Masaru Gotsubo, autor del manga en el que se basó la serie, y la mezcló con los preceptos culturales, musicales y estéticos del hip-hop de los años 80, a raíz de su pasión por esta cultura, cuya primera influencia le llegó con Grandmaster Flash and The Furious Five. 

La serie (la cual no queremos espoilearos a la que no hayáis visto aún), se centra en una especie de viaje del héroe poco ortodoxo, personalizado en tres personajes: Mugen, Jin y Fuu. Aunque la trama se sitúa en el período Edo, en pleno esplendor de la cultura samurai y de una sociedad japonesa guiada por el honor, multitud de elementos anacrónicos, basados en el Hip-Hop, rompen este marco histórico. 

Mientras Jin representa esos valores del samurai, Mugen es la clara representación de estos anacronismos, y es verdaderamente increíble como la animación de sus peleas se basó en los movimientos del breaking, con un resultado espectacular. 

Podemos identificar también claramente elementos como el graffiti en su expresión más wild style, bandidos con actitud "gangsta", scratchs, kamons que juegan con los logotipos de Adidas y Converse, beisbol, y por supuesto una BSO increíble totalmente basada en el rap. 

Esta fue obra de los compositores  Shinji Tsuchida del grupo Shakkazombie, Fat Jon, Nujabes y Force of Nature, bajo la dirección del propio Watanabe, con la interpretación de artistas japoneses como Shing02, Minmi, Kazami o Azuma Riki.

Como resultado de esta producción, salieron a la luz cuatro discos que tuvieron una gran acogida dentro del mundo del anime y que algunos consideraron que sentaron la base del actual Lofi Hip-Hop, concretamente a raíz del tema Aruarian Dance. Aparte, la BSO de Samurai CHamploo recogió un extenso reconocimiento internacional a nivel musical. 

Escalada hacia lo más alto a golpe de scratch

La serie tuvo a su vez una gran acogida tanto en Japón como en Estados Unidos, adonde se importó rápidamente. 

Cabe señalar que, en palabras de Watanabe, la inclusión del hip-hop en la trama no solo se debía a su fascinación por la cultura, sino también a que a lo largo de la serie se intenta representar la opresión a distintas minorías como el colectivo LGTBI, o a los cristianos, que en el Japón del período eran perseguidos por su religión minoritaria en el país. 

Para Watanabe, la mezcla de la trama con los elementos de hip-hop encajaba muy bien debido a que la subcultura en ese momento en Japón representaba a una minoría social que no terminaba de encajar en el país, y que representa el propio nombre de la serie, ya que el término Champloo haría referencia a la "mezcla". 

Cabe señalar el punto irónico que introduce Samurai Champloo, al incorporar el hip-hop a la temática samurai, tras años del rap estadounidense bebiese en sus referencias del cine asiático de artes marciales, como bien representó Wu-Tang Clan

El anime clásico con influencias del Hip-Hop que sentó las bases del lofi rap
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