Trabajo de la semana: Smoke DZA & Pete Rock - Don't Smoke Rock (2016)

Para qué andarnos con rodeos, “Limitless”, junto a Dave East, es una oda a esos sonidos gordos que al mismo tiempo son los del flaco en la gran urbe, capaz de andar rápido, doblar esquinas y perderse entre la multitud. Por eso, habiendo definido desde el principio una geografía muy clara, sorprende la colaboración de Rick Ross en “Black Superhero Car”, más acostumbrado a los grandes coches en avenidas protegidas por palmeras, arena y un sol justiciero, es decir, las antípodas de las cloacas donde le toca rapear ahora, con sus referencias a Harlem. El de Port of Miami lo sabe y se muestra más comedido de lo normal, dejándole paso a Royce da 5’9” con “Hold the Drums”, una evolución de los temas anteriores, con clase, un bajo envolviéndonos, un sample elegante, unos tipos que a pesar de la nieve de fuera, de las durezas de la vida, son capaces de crearse un mundo que no tiene nada que envidiar al del gentleman blanco.

En esta extraña reunión, y habiendo mencionado el famoso barrio de Manhattan, no podían faltar los Diplomats, en este caso encarnados por Cam’ron, quién sino, bajo el paraguas de “Moving Weight Pt. 1”. Corte que cuenta con un punteo lleno de tensión, mucho más peligroso que las bases de puntas redondeadas que suelen utilizar los diplomáticos. Consiguiendo domar una atmósfera peligrosa y acuciante regresamos a las calles heladas, los cubos de basura ardiendo, tipos con abrigos rotos y guantes zurcidos. Música impregnada de drama sin necesidad de glorificaciones más allá de ‘lo que es, es’. Acaso el sonido New York esté moldeado por su clima, haciendo que incluso en los temas fardones la melodía no sea pomposa, protegiéndose del viento de las esquinas.

Mención aparte debe hacerse a los samples instrumentales que pueblan el final de los temas, contrapuntos crudos que remarcan el hecho de encontrarnos ante una banda sonora de lo cotidiano –otra forma de que el productor consiga presencia sin las tácticas electrónicas actuales. Y tras las turbulencias del despreocupado “Wild 100s” toca volver al curro con “Last Name” entre esa tonalidad que combina el cine negro con toda la suciedad de las ciudades en los pulmones de Smoke DZA, capaz aun así de crear el estribillo más matizado de todos, cosa de agradecer en un álbum donde la melodía y el terciopelo no son los que priman precisamente. No nos despistemos entonces ya que, como cuando te paran en Times Square y por un lado te cuentan que Pau Gasol ha fichado por los Knicks, tratando de venderte una entrada para asistir a su presentación, mientras por otro te cholan la cartera, se trata de un truco para pillarnos desprevenidos y rompernos el cuello con “1 of 1” gracias a un ritmo noventero marca NY.

Pero para este viaje no necesitábamos tantas alforjas, bastaba con ver los colaboradores de “Milestone”, Jadakiss y Styles P, o la actitud del febril “I Ain’t Scared” para que quedase claro que este álbum no es un homenaje a la carrera de Pete Rock, tampoco una mirada nostálgica al rap de aquella época sino, ante todo, otra capa más en la tarea de hacer de la Gran Manzana un mito inmortal. Misión que resulta mucho más fácil en el hemisferio norte en un mes como éste, con todas sus luces, abrigos, huesos helados y la carne agrietada.

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